La creatividad que la escuela se llevó
- Balancing
- 21 sept 2020
- 6 Min. de lectura
Por Erika Torres Verdín
En las primeras páginas de su libro “Vivir para Contarla”, Gabriel García Márquez hace referencia a una frase de Bernard Shaw: “Desde muy niño tuve que interrumpir mi educación para ir a la escuela”. Esta frase le hizo mucho sentido a García Márquez cuando decidió dejar la escuela de Leyes y dedicarse a su pasión, que era la Literatura y el Periodismo. El realismo mágico de Gabriel García Márquez tuvo su origen durante su infancia, cuando pasaba largas temporadas con sus abuelos maternos en Aracataca Colombia. Su creatividad literaria comenzó a desarrollarse en la cocina de esa casa, donde sus abuelos le contaban todo tipo de anécdotas mágicas e historias fantásticas que años después dieron origen al libro de Cien Años de Soledad, que eventualmente lo llevó a ganar el premio Nobel de Literatura en 1982.

En nuestra infancia, como en la de Gabriel García Márquez, se desarrollan los aspectos creativos de nuestra personalidad, imaginamos, inventamos y creamos sin prejuicios o miedos, haciendo conexiones entre lo que escuchamos, lo que vemos y lo que aprendemos a través de la exploración. Literalmente el cielo es el límite y nada nos detiene, no hay obstáculos en las soluciones que le damos a diversas situaciones, porque todo se resuelve a través del juego. La educación preescolar implementa diversas estrategias lúdicas para reforzar el aprendizaje a través del juego, de tal manera que los niños no ven a la escuela como una imposición aburrida, sino como una oportunidad más para explorar y aprender.
A partir de la primaria, la vida escolar es distinta y los espacios para explorar y jugar se reducen cada vez más con el paso de los años en el aula. Los temarios de las asignaturas de primaria son muy ambiciosos, debiéndose cubrir mucha información en poco tiempo. Los profesores se sienten abrumados por explicar y enseñar lo que se les demanda de la mejor manera posible, a veces teniendo que dar atención a más de 40 alumnos, obligados a dejar a un lado el espacio para innovar y crear, porque parece más importante instruir a los niños en encontrar y memorizar la “única respuesta correcta”, que dar cabida a la exploración y al cuestionamiento (los por qué iterativos). Se trata de un sistema educativo desgastado, poco valorado, con mínimos recursos disponibles, al que aparentemente se le han hecho muchas reformas, pero no de fondo, se sigue premiando al mejor “memorizador”, porque simplemente a veces el tiempo no alcanza para ser curioso e ir más allá de lo que marca el texto.
La primera fase del Design Thinking nos habla de empatizar con los usuarios a los que va destinado el producto o servicio que vamos a desarrollar o entregar. Empatizar no solamente es hacer entrevistas, consultar estadísticas y suponer que sabemos lo que el usuario necesita. En el Design Thinking, empatizar va más allá de todo esto. Se trata de vivir la experiencia de los usuarios como propia, ver desde sus propios ojos, sentir sus miedos e incertidumbres, enfrentarnos a las mismas dificultades que ellos padecen, en otras palabras, es sumergirse en la situación. Tal vez sería necesario regresarnos a las aulas, sentarnos en los pupitres e intentar tomar una clase con los mismos ojos que un niño de 8 años. José Antonio Fernández Bravo nos ha compartido que se debe enseñar desde el cerebro del que aprende, no desde el que enseña. En otras palabras, debemos de considerar la perspectiva del niño cuando está aprendiendo, tratar de sumergirnos en su pensamiento y entender cómo le está llegando el mensaje que intentamos transmitirle. Al forzar a los niños a aprender la respuesta correcta, no dar espacio a otras respuestas y no escucharlos, estamos enterrando lentamente su creatividad e imaginación.

Desgraciadamente esto se convierte en un hábito desde la primaria hasta los grados superiores.
Hace un año tuve la gran oportunidad de asistir a un foro sobre Innovación en la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México, donde hablaron de diversos temas de interés para las áreas educativas. El tema que más llamó mi atención se enfocaba en las competencias que todos los estudiantes, desde primaria hasta universidad, deben desarrollar cuanto antes. A estas competencias le llamaron “habilidades no codificables”. Fue la primera vez que escuché este término de “no codificables” y se llaman así, precisamente porque ningún robot o algoritmo las puede copiar o emular a través de líneas de código de algún lenguaje de programación. Entre estas habilidades se encuentran las siguientes:
- Aprender a moverse en ambientes con incertidumbre, en donde no se conozcan todas las respuestas desde un inicio, pero el individuo se sienta cómodo al explorar entornos desconocidos, lo que implica estar abierto a aprender cosas nuevas si es necesario.
- Capacidad analítica.
- Pensamiento crítico.
- Trabajo colaborativo.
- Inteligencia socio-emocional.
- Evitar la memorización como estrategia de aprendizaje.
- Capacidad de adaptación.
- Aptitudes de liderazgo
- Gusto por aprender e investigar constantemente de manera autónoma.
- No tener miedo de aprender alguna habilidad nueva desde cero (ser capaz de “volver a empezar”).
- Desarrollar habilidades que distingan a las personas como individuos únicos, tales como la imaginación, la creatividad, la iniciativa y la resiliencia.
Duncan Wardle menciona constantemente en sus conferencias que las habilidades que nos hacen únicos y nos diferencian de las máquinas son: la creatividad, la curiosidad, la intuición y la imaginación. Estas “habilidades suaves” (soft skills), van muy de la mano con lo que se mencionó en la Universidad Iberoamericana.
Es importante que como profesionistas y/o padres de familia comencemos a romper paradigmas, dejando de esperar que el gobierno o las instituciones educativas resuelvan la situación y comiencen a fomentar el desarrollo de habilidades suaves en las escuelas. Debemos de empezar por desarrollar las capacidades necesarias en las personas de nuestro entorno, ya sean nuestros hijos, compañeros de trabajo y si tenemos la oportunidad, en nuestros estudiantes.
En los últimos años se ha dicho que los trabajos del futuro, requerirán personas que además de tener muchas habilidades técnicas, también deberán tener desarrolladas muchas habilidades suaves como las antes mencionadas. Tal vez lo más lógico sería empezar a desarrollar estas competencias desde los primeros niveles escolares. De acuerdo con el documental del “Cerebro Creativo” (The Creative Brain) de David Eagleman, existe una escuela pública, en Burlington Vermont, Estados Unidos, que tenía los peores resultados en los exámenes del distrito, hasta que un buen día los profesores decidieron romper el ciclo y proponer una manera totalmente nueva de enseñar a los estudiantes. Crearon un sistema basado totalmente en la expresión artística, de tal manera que los problemas más complejos de Matemáticas, se pueden resolver a través de dibujos, en donde cada alumno expresa las razones de su solución y las expone ante el grupo. Posteriormente se desarrolla un trabajo colaborativo en donde todos los niños en conjunto deciden cuál es la mejor solución para un problema. Los niños de esta escuela tienen muy buenos resultados en los exámenes de su distrito, hay lista de espera para poder ingresar ahí y lo más importante es que los alumnos aprenden sin hacer a un lado la creatividad innata que todos poseen y la utilizan como una herramienta poderosa.
Es difícil, sino es que imposible imaginar que en México podríamos tener una escuela pública como la de Vermont, Estados Unidos. Parece demasiado complicado pensar o esperar que el sistema educativo pueda cambiar y enfocarse en explicar todos los temarios del programa a través de la creatividad de los niños y sus maestros. Existen numerosos obstáculos políticos, sociales y culturales para que la educación creativa y empática llegue a todos los sectores del país, sobre todo a los más pobres y vulnerables. Sin embargo, podemos comenzar a romper paradigmas desde casa. Evitar criticar o juzgar a los niños cuando aprenden de manera distinta o cuando expresan la solución a un problema de manera poco convencional. Alentarlos a que lean textos de su agrado, explicar fracciones con legos o haciendo pasteles, ¿por qué no podemos aprender jugando? Escucharlos cuando se les ocurre una “idea brillante” y alentarlos a seguir pensando en forma creativa.

Es importante hacernos protagonistas de nuestras propias historias, comenzar a romper paradigmas desde casa, dejar de delegar esa labor al gobierno, a las instituciones, a las escuelas y a los maestros. Debemos ser parte de la solución y no solamente quejarnos desde las gradas, podemos ser los agentes de cambio que los niños de hoy necesitan para convertirse en los grandes pensadores, creadores y transformadores del mañana. El ejemplo arrastra y nosotros podemos comenzar a fomentar el pensamiento creativo con los niños y también con los adultos que tenemos alrededor. Es una tarea difícil, pero no imposible, lo más importante es comenzar.
Existen muchas herramientas sencillas que podemos utilizar en casa. ¿Has intentado explicar un problema matemático a través de un storytelling (cuenta cuentos) o de un mapa mental? Te aseguro que no solamente es muy divertido, sino que también les muestras a las personas (niños y adultos), el poder que tienen de aprender conceptos de manera distinta y creativa.
¿Y qué pasa si ya no soy tan niño y quiero comenzar algo nuevo? Recuerda la frase de George Eliott: “Nunca es demasiado tarde para convertirse en lo que se hubiera podido ser".
No importa que hayas dejado sepultados tus sueños de la infancia por falta de empatía o motivación, nunca es tarde para retomar tus anhelos y comenzar a escribir una nueva historia. ¿Qué estás haciendo para romper paradigmas? ¿Te atreves a ser protagonista?
Tienes todas las ganas del mundo de ser un agente de cambio, orientar a tus hijos, estudiantes, compañeros pero no sabes por dónde comenzar. Recuerda que en BALANCING te podemos orientar con muchas herramientas y talleres para desempolvar tu creatividad y cambiar el rumbo de tu vida y la de los que te rodean.
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